Astrología

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Durante miles de años el hombre recurrió a los astros para saber cuando se acercaba la estación de las lluvias o de las cosechas o cuando era el tiempo de migrar hacia otras tierras, etc. Los astros repetían ciclos que eran acompañados por ciclos terrestres, como las estaciones del año, entonces el hombre pudo predecir mirando al cielo los ciclos de la naturaleza.

Los pueblos antiguos no vivían en conexión con la naturaleza, simplemente vivían. De modo que, para ellos, conocer los ciclos que nosotros llamamos “naturales” era, sin más, conocer los ciclos. Y esto incluía sus propios ciclos, los humanos. Pero es probablemente recién en la época de los griegos o poco antes, cuando los hombres empiezan a comprender que la observación del cielo habilita a captar verdades acerca de sí mismos, y esto se viene perfeccionando desde hace 3 ó 4 mil años.

Los astrólogos parten del supuesto de que el mundo no es una máquina, sino un “cosmos”, palabra cuyo significado etimológico es “orden hermoso”. Para ellos el mundo es una “obra de arte” y , como cualquier obra del arte, el Cosmos tiene significado. Y la Astrología es, nada menos que un método para hallarle significado.

¿Qué relación hay entre el “arriba” y el “abajo”? Desde ya que no se trata de que el “arriba” sea la “causa” y el “abajo” el “efecto”, ni nada por el estilo; de eso tratan las ciencias, pero no la Astrología. Lo que indica es que entre el Cielo (el “arriba”) y la vida humana (el “abajo”) hay una relación de analogía. 

 La Astrología es un saber relativo al significado del Cosmos, entendiendo que al Cosmos pertenece tanto el Cielo como la vida humana. Y se basa, repetimos, en que hay una relación de analogía entre los diversos planos de la realidad, de modo que, leyendo y entendiendo un plano, tenemos muchos elementos para comprender los otros.

El cielo es entonces una especie de pizarra en la cual está escrito el mismo texto que está escrito en el psiquismo humano (y en los demás planos de la realidad). Si logramos descifrar lo que dice el cielo sabremos también lo que ocurre en nuestro interior, y viceversa. El pensamiento griego sabía de este “viceversa”, por eso dejó plasmada esa famosa consigna
 a la entrada del Oráculo de Delfos: 
“Conócete a ti mismo”

¿Cómo?

Una Carta Natal es un mapa (“carta”) de la situación que tiene el cielo cuando una persona está naciendo.

Ahora bien, ¿cómo leer ese mapa del cielo? Tratemos de pensar en un alfabeto de 34 letras: 12 Signos zodiacales (que son las doce cualidades que tiene toda realidad), más 10 Planetas (que simbolizan las diez funciones de una entidad viviente y consciente como nosotros), más 12 “Casas” que simbolizan las doce áreas o escenarios en que se desarrolla nuestra vida. Estos son los elementos que aparecen en el mapa natal de una persona. El trabajo del astrólogo es aprender a utilizar estos 34 símbolos para comprender el desarrollo de lo viviente.

La Carta Natal no sólo es un mapa del Cielo que había en el momento del nacimiento de una persona, sino –y esto es lo interesante- un mapa de ruta para todo el desarrollo de la vida de esa persona, o una suerte de “manual de instrucciones” para ella.

Lanzarse a conocer hacia donde nos dirigimos, con qué potencialidades contamos, cómo podemos aprovecharlas mejor, cuáles son los obstáculos con que podemos tropezar en el camino, etc., es una tarea tan apasionante que, una vez iniciada, es difícil volverse atrás. Y tanto más cuanto que no sólo podemos comprendernos a nosotros mismos, sino también ayudar a otras personas a conocerse mejor.

Jorge Bosia (Filósofo (UBA) e investigador en Ciencias Simbólicas).



Nivel 1:
"Carta Natal"
Nivel 2:
"El cielo en movimiento"



¿Para qué?

Para poder comprender que la enorme diversidad de situaciones a las que la vida lo enfrenta y episodios que vivimos -de cualquier índole que sean- responden a un patrón energético propio y único muy vasto y dinámico en el cual nuestro psiquismo tiene que trabajar todo el tiempo integrándolo y obteniendo de su vastedad: riqueza y de su dinamismo: creatividad.
Para ello deberá fluir sin identificaciones (siempre tan cómodas para la mente) evitando el juego de "luces" y "sombras". Nuestro psiquismo tendrá que trabajar sobre él para lograr la mejor integración de la que seamos capaces, redundando esto en armonía. Darnos cuenta inicialmente de que ese patrón energético total posee núcleos cristalizados que detienen el dinamismo propio del sistema, generando desequilibrio energético que se convertirá inmediatamente en desequilibrio psíquico-conductual es lo que rápidamente observan quienes estudian Astrología.

A partir de esa observación y comprensión ganamos conciencia; el cambio y la superación entonces, comienzan a producirse inevitablemente en distinto grado de profundidad, el cual será directamente proporcional al grado de comprensión que hayamos logrado. Así nos damos cuenta cómo en el pasado estábamos “presos” de un mecanismo que operaba en nosotros tan fuerte como ocultamente. De hecho, la fuerza que poseía era en gran medida fruto de su condición oculta.

Apreciar las múltiples consecuencias de lo expuesto, nos permite ver claramente que trabajando en el fondo de nuestro comportamiento, allí donde se halla su raíz misma, estaremos trabajando en unas pocas dificultades que afloran afectando distintos escenarios de nuestra vida y dándonos la engañosa sensación de que tenemos muchos problemas. Enfocándonos entonces en lo central, podemos obtener múltiples soluciones y esto es todo lo contrario de lo que solemos hacer. Justamente por no advertir la causa primera de nuestras desavenencias, vamos tratando de resolver los distintos frentes donde manifiesta y justamente desde allí se hace imposible encontrar soluciones duraderas.

Nuestra respuesta habitual es equivalente a la de aquél que empeñosamente tratara de secar el piso de distintos ambientes de su casa sin haber cerrado primero la canilla que derrama.
Estudiar Astrología nos entrena para dejar de percibir situaciones conflictivas aisladas encontrando el hilo conductor que las alimenta y enlaza a todas ellas con una problemática nuclear. Así podemos descubrir, por ejemplo, que algunas complicaciones laborales, otras de pareja y otras económicas o comunicacionales que padecemos, remiten a una misma y única causa.

Descubrir esto es sumamente importante, pues por ese camino nos queda claro que no tenemos muchos "frentes de batalla" como creíamos, al tiempo que podemos comenzar a desterrar la idea de qué es el mundo quien nos complica, pasando a advertir que, si bien hay situaciones externas que nos llegan, no están escindidas de algún rasgo de nuestra personalidad que convoca su llegada.

Sabiendo esto y modificándonos, modificamos el entorno y logramos que nos lleguen mejores situaciones y vínculos.

¿Por qué?

Lo expuesto anteriormente en respuesta al para qué estudiar Astrología, nos puede conducir a una variadísima gama de sistemas terapéuticos con idéntica finalidad.
Cabe formularnos aquí la pregunta acerca de ¿Porqué entonces elegir estudiar Astrología si es uno entre muchos sistemas posibles? Desde mi punto de vista, la Astrología otorga una "mirada" importantísima y que sólo ella puede ofrecer:


  • Evaluación y diagnóstico de situación instantáneo. Llega inmediatamente a la problemática nuclear de cada persona.
  • Mostrar cómo, un patrón energético se manifestó a lo largo de toda una vida detonando en distintas áreas y ámbitos.
  • Comprender que resolver conflictos implica además de detectarlos, trabajar con el beneficio secundario que obtenemos y que toda Carta Natal muestra.
  • Conocer cuál es la mejor respuesta que podemos dar para modificarnos, atendiendo a quiénes somos y al momento personal que estamos viviendo.
  • Curar las heridas propias y en caso de desearlo, ayudar a otros con las suyas, haciendo de esto una profesión.

Miguel Mónaco - Astrólogo, Profesor de Astrología.

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